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14,25 €En este ensayo con santos o ilustraciones, como los cuentos infantiles o las cuentas de Instagram, Albero disecciona al lector de libros, asà fuera una especie en extinción, o quizá por estar en peligro de serlo. Ésta es su conclusión:
?Cuatro son los rasgos que configuran al lector de libros, cuatro son los que convierten esa actividad en una orgÃa callada. El primero es que no está nunca solo, como en las orgÃas; de otra forma no serÃan orgÃas, como no hay sonetos de siete versos ni árboles milenarios plantados ayer. El segundo es que está desnudo, en pelota picada, vaya, y ése es el uniforme habitual para las orgÃas, la etiqueta recetada, el dress code, asà gastas traje de neopreno si buceas. El tercero es que es promiscuo, cualidad que se presupone en una orgÃa como el valor en los toreros: si te apuntas a una, es porque lo eres. Ahà está el lector, muy pero que muy bien acompañado, desnudo y promiscuo, y a esa actividad la llamamos orgÃa. Pero aquÃ, a diferencia de las orgÃas tradicionales, que también en esto existe la tradición, no hay jadeos sino silencio, y ahà entra en juego el cuarto rasgo distintivo; es la suya, pues, una orgÃa, sÃ, hasta ahà estamos de acuerdo, pero una orgÃa callada?.